EDUCAR BIEN CON TOMÁS DE ANDRÉS TRIPERO

6 sept 2007

AUTO AYUDA Y CONQUISTA RACIONAL DE LA FELICIDAD: RECORDANDO A ALBERT ELLIS

Prof. Tomás de Andrés. Dptº de Psicología del desarrollo y de la educación de la U.C.M. e-mail: tomandre@edu.ucm.es


A finales de Julio del 2007, con 93 años, murió en Manhatan, el paraíso en la tierra de los psicólogos clínicos, Albert Ellis. Había nacido en Pittsburg en 1913.

Ellis fundó el instituto que lleva su nombre y en el que tuvo que litigar amargamente en sus últimos años para no ser desalojado del mismo.

Este destacado psicólogo fue, en la década de los 50, autor y responsable del desarrollo de uno de los muchos recursos de auto ayuda que alcanzaron gran éxito entre sus consumidores clínicos y pacientes: la llamada “terapia racional emotiva conductual” o “Rational Emotive Behavior Therapy”, “R. E. B. T.” en sus siglas anglosajonas. Esta terapia parte de la convicción - que plenamente comparto - de que son nuestras propias ideas irracionales sobre nosotros mismos y nuestro entorno las que perjudican seriamente nuestras vidas y las causantes decisivas de los trastornos neuróticos de la personalidad.

Con su trabajo contribuyó a consolidar la reconocida “terapia cognitiva conductista” que ha supuesto el mayor referente de la práctica clínica psicológica para combatir los estados de miedo, los traumas infantiles o la depresión entre los seres humanos, superando en aceptación a la “terapia humanista” de Carl Rogers.


Frente a los largos y costosos psicoanálisis practicados por los seguidores, más o menos ortodoxos, de S. Freud - que exigían el reencuentro con las experiencias infantiles traumáticas- proponía, de acuerdo con las exigencias de los nuevos tiempos, una terapia más a corto a plazo, con una satisfacción positiva y con resultados más inmediatamente visibles para reorientar los impulsos emocionales dañinos.

Así pues, la recuperación del pasado, el empeño freudiano por encontrar necesariamente en la conciencia de la propia infancia el origen de nuestras dificultades psicológicas, podría resultar interesante pero se trataría de un esfuerzo demasiado engorroso para reparar los apuros, conflictos y sufrimientos emocionales presentes.

Desde su perspectiva cognitiva había que ayudar a los pacientes, que sufrían de algún tipo de neurosis o temor fóbico, para que comprendieran, en primer término, lo que realmente les sucedía y posteriormente enseñarles a superar las ideas irracionales, los errores absurdos de pensamiento que dañaban sus vidas y modificar, finalmente, su conducta hacia planteamientos personales más racionales y saludables. De este principio se desprenden dos de sus obras más interesantes: “How to live with a neurotic” (“Cómo convivir con un neurótico”) o “A new guide to racional living” (“Una nueva guía para vivir de un modo racional”). Se trata de obras de voluntad constructiva positiva que persiguen el empeño de superar los problemas afectivos y emocionales mediante el uso de la razón como el más eficaz de los recursos terapéuticos.


Ese es a mi modo de ver el gran aporte de las terapias psicológicas cognitivas: poner al sujeto en disposición de ser capaz de entender racionalmente, de manera rápida, práctica y eficaz, lo que les está sucediendo en sus vidas, de poner orden racional en sus emociones, precisamente en esos momentos en los que más requiere de la ayuda de los especialistas.

Consciente también de que la psicología no podía dejar a un lado la problemática familiar, social y económica escribió un libro para la conquista de la satisfacción matrimonial: “A guide to successful marriage” (“Guía para un matrimonio feliz”) Una guía para lograr, desde un compromiso mutuo de fidelidad, el éxito y el ajuste social y personal.

Pero Ellis tenía claro que sin una dosis de auto ayuda, de voluntad personal, de acción decidida, de aceptación personal incondicional por parte del paciente, para enfrentarse con sus propios traumas, con sus lesiones psicológicas más dolorosas, poco se podría realmente llegar a hacer; pero de lo que también estaba seguro, como yo mismo lo estoy, es de que ese empeño tenía que ser propiciado y orientado por el propio terapeuta.

Y es que la auto ayuda sirve, pero sirve de poco si no se desenvuelve en un contexto psicológico clínico de calidad.

Cuando el paciente se decide a afrontar sus conflictos, con el libre uso de sus facultades racionales, necesita del apoyo inicial del especialista para no desfallecer y acertar con el camino adecuado para superarlos.

Es el especialista quien le proporcionará las claves de entendimiento necesarias para descubrir las trampas de la propia irracionalidad que impiden su progreso, el camino de salida de su complejo laberinto emocional. Generalmente puede tratarse de neurosis que tienen su origen en las perturbaciones de las relaciones humanas, que tan a menudo se manifiestan en formas diversas de rivalidad destructiva, debilidad del propio carácter, complejo de inferioridad, envidia o menosprecio de los demás, y que parten de una insana concepción irracional del entorno y de la propia existencia personal.