LA PSICOLOGÍA EN EL POSPARTO: “BUENOS DÍAS TRISTEZA”

La Psicología en el posparto: “Buenos días tristeza”
Tras la ilusión del nacimiento de un bebé, puede sobrevenir, a los pocos días -sobre todo si se trata de una madre primeriza - un extraño sentimiento de tristeza. Pero, calma, esa situación en circunstancias normales suele desaparecer al poco tiempo.
El posparto es el importante período en el que la mujer se adapta, durante un mes y medio aproximadamente, tanto física como psicológicamente, a sus nuevas exigencias vitales. La tarea no suele resultar sencilla ya que hay que recuperarse del esfuerzo físico que ha supuesto todo el período anterior hasta la culminación del nacimiento, y ahora hay que responsabilizarse del bebé y de sus exigencias, abrazar una nueva identidad personal y lograr sentirse bien con la nueva situación.
La fatiga es normal pero todos sabemos que el cansancio, y los desajustes hormonales, nos hacen proclives al desánimo, a la irritabilidad, a la fragilidad emocional, a la lágrima fácil, a la disforia - tan pronto contenta como triste -, al insomnio o a los trastornos en la alimentación, ya sean por exceso o por defecto. Y ese desánimo, que en circunstancias más duras puede conducir a la depresión, afecta a nuestra seguridad y confianza para hacer frente a los nuevos retos familiares, sociales y laborales que inevitablemente trae consigo la maternidad.
La depresión, que se produce en un 10% de madres primerizas, es un asunto más serio. Suele presentarse a un mes, más o menos, después del parto y es necesario tratarla: en mi opinión mejor con psicoterapia cognitiva, ya hablaremos en otro momento de qué se trata, que con fármacos antidepresivos.
La cuestión es que, la depresión puede afectar también al recién nacido que reaccionará con trastornos psicosomáticos en la esfera alimenticia, en el sueño, en ocasiones con irritaciones en la piel y con un comportamiento inquieto - cómo y porqué lo trataremos en breve- adelantaremos que las madres afectadas de depresión tienden a tener menos comunicación sensorial y afectiva con sus bebés.
Se recomiendan ejercicios físicos y de relajación, cinco minutos de un ejercicio de respiración lenta podrían valer para superar el estrés de una jornada de posparto. Sin olvidar lo más importante: el apoyo decidido y manifiesto del entorno afectivo familiar próximo, sin éste la depresión sería mucho más fuerte y difícil. Además la atención hacia el bebé no debe de desatender el afecto y la dedicación emocional que se ha venido teniendo hacia la pareja, ésta no debe de pasar a segundo plano. Los progenitores masculinos también pueden llegar a padecer depresión posparto.
Tras la ilusión del nacimiento de un bebé, puede sobrevenir, a los pocos días -sobre todo si se trata de una madre primeriza - un extraño sentimiento de tristeza. Pero, calma, esa situación en circunstancias normales suele desaparecer al poco tiempo.
El posparto es el importante período en el que la mujer se adapta, durante un mes y medio aproximadamente, tanto física como psicológicamente, a sus nuevas exigencias vitales. La tarea no suele resultar sencilla ya que hay que recuperarse del esfuerzo físico que ha supuesto todo el período anterior hasta la culminación del nacimiento, y ahora hay que responsabilizarse del bebé y de sus exigencias, abrazar una nueva identidad personal y lograr sentirse bien con la nueva situación.
La fatiga es normal pero todos sabemos que el cansancio, y los desajustes hormonales, nos hacen proclives al desánimo, a la irritabilidad, a la fragilidad emocional, a la lágrima fácil, a la disforia - tan pronto contenta como triste -, al insomnio o a los trastornos en la alimentación, ya sean por exceso o por defecto. Y ese desánimo, que en circunstancias más duras puede conducir a la depresión, afecta a nuestra seguridad y confianza para hacer frente a los nuevos retos familiares, sociales y laborales que inevitablemente trae consigo la maternidad.
La depresión, que se produce en un 10% de madres primerizas, es un asunto más serio. Suele presentarse a un mes, más o menos, después del parto y es necesario tratarla: en mi opinión mejor con psicoterapia cognitiva, ya hablaremos en otro momento de qué se trata, que con fármacos antidepresivos.
La cuestión es que, la depresión puede afectar también al recién nacido que reaccionará con trastornos psicosomáticos en la esfera alimenticia, en el sueño, en ocasiones con irritaciones en la piel y con un comportamiento inquieto - cómo y porqué lo trataremos en breve- adelantaremos que las madres afectadas de depresión tienden a tener menos comunicación sensorial y afectiva con sus bebés.
Se recomiendan ejercicios físicos y de relajación, cinco minutos de un ejercicio de respiración lenta podrían valer para superar el estrés de una jornada de posparto. Sin olvidar lo más importante: el apoyo decidido y manifiesto del entorno afectivo familiar próximo, sin éste la depresión sería mucho más fuerte y difícil. Además la atención hacia el bebé no debe de desatender el afecto y la dedicación emocional que se ha venido teniendo hacia la pareja, ésta no debe de pasar a segundo plano. Los progenitores masculinos también pueden llegar a padecer depresión posparto.